domingo, 30 de mayo de 2010

La Batalla


Al rayar la aurora del 26 de mayo el comando peruano consideraba que el ejército chileno se encontraba en “Quebrada Honda”, las columnas de Perú y Bolivia después de 2 horas de marcha por carecer de guías expertos y por la densa neblina existente no pudo realizar el plan preconcebido y el movimiento fue negativo, lo que origino confusión en las columnas aliadas, que en gran parte estuvieron de regreso al mismo lugar de donde partieron.

Las divisiones peruanas tercera y sexta y dos batallones bolivianos que encontraron un centinela chileno perdido, quien informo al comando peruano que el grueso del ejército chileno se encontraba a poca distancia, pues efectivamente, momentos después percibiese el toque de diana de las bandas militares chilenas.

Encontrados ambos bandos en la Pampa de la Alianza, el General Baquedano ordeno romper los fuegos a las 10 de la mañana con una fuerte descarga de cañones Krup de 12 pulgadas con un alcance de 4000 yardas; este duelo con la artillería peruana duro una hora. La infantería chilena formo en 4 divisiones de 2400 hombres cada una, emprendiendo el asalto; pero este ataque fue con más empuje, mediante las divisiones de los Coroneles Barcelo y Amengual hacia el ala izquierda y del centro, y aun más hacia el lado izquierdo donde la resistencia fue más recia.

El comandante fue rudo y encarnizado; hubo un momento en que obligaron a las divisiones chilenas a retroceder. Este ataque aliado, de haber sido apoyado por las tropas de refuerzo habría podido decidir la victoria a favor de los aliados. Después de una hora y media de fuego intenso, ambas divisiones chilenas se retiraron a las doce y media de la mañana sin cesar de combatir.

El ala izquierda mandada por el Coronel de Bolivia general Camacho inicio la ofensiva pero una carga de ésta, mientras se realizaba a la vez el avance de la tercera división Amunátegui y la reserva chilena avanzaba hacia el campo de batalla. El ala derecha aliada luchó con menos fuerza con la división chilena del Coronel Barbosa, ya que fue debilitada por el envió de refuerzos a los sectores de la batalla. Cuando nuestras tropas volvieron a sus posiciones se dieron cuenta que se hallaban solas, pues la caballería boliviana que se hallaba detrás de sus líneas había desaparecido.

Hay que resaltar que la primera, segunda y tercera división chilena tuvieron entre muertos y heridos casi el 30 por ciento de sus hombres, que de haber tenido los aliados tropas de refuerzo habrían podido decidir la victoria a nuestro favor.